domingo, 17 de enero de 2010

SIN ABRIGO

Aquél último beso era de despedida. Le prometió que al día siguiente se verían, pero él consciente de aquél engaño la besó... la besó como nunca antes lo había hecho, se le erizaron los vellos con aquél beso, un calambre estremeció su cuerpo sintiendo que le amaba mas que nunca. En ese preciso instante lo miró tímidamente y suspiró... él la abrazó, como siempre lo hacía y se marchó, solo iban a ser unas horas sin verse pero... las horas se convirtieron en días, y los días en meses... Los meses serán años, quizá el destino vuelva a mediar entre ellos, quizá vuelvan a coincidir, quizá compartan algún día uno de aquellos vinitos como lo hacían. Para que así tenga razones para no olvidarle, tenga razones para comprender por qué aquél adiós parco en palabras, no solo fue un hasta mañana.


Ella sintió como su amor volvía a incinerarse en las llamas de sus brazos. Ya no estás. Marchaste. Por qué decidiría hacerlo así... ¿No merecía explicaciones? Todo terminó con un mensaje. Le hubiese gustado que con su cálida voz la hubiese camelao haciéndole entender que aquél era su camino. Así comprendería que estaba equivocada creyendo que caminaban compartiendo senderos.

Ayer me amaba. ¿¿¿¿ Ayer me amaba???? Se lo empezaba a creer... ¿A que se aferraba? ¿A un te quiero?


Solo quería volver a sentirse protegida entre sus brazos, cobijada en su boca, abrigada por su voz, volver a sentirse amada, pero su sueño se desvaneció con aquél sms... Ahora v olverá a divagar sola entre penumbras, volverá a vagambudear en los quereles regalados por doquier sin ningún valor moral... Sin abrigo.

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